La medicina ancestral es un conjunto de conocimientos y practicas terapéuticas muy valiosas que vienen trasmitidas generacionalmente a través de la tradición oral. Se basa en un saber puramente empírico que no se puede estudiar por cursos o libros, sino que nace desde adentro y se implementa con la guía de alguien que ya caminó por las mismas sendas. La medicina ancestral es la respuesta de las diferentes culturas a la enfermedad y se basa en concepto popular de que cualquier malestar físico es la manifestación de una desarmonía. La verdadera curación es el restaurar de la armonía entre cuerpo alma y espíritu, entre nuestra dimensión física, mental emotiva y espiritual. El sanador, la curandera, el chamán, son puentes entre mundos, por esto su figura es presente en todas las culturas de todos los tiempos como sabios.
La necesidad de tener personas que sepan cómo ser guías hacia partes más profundas de nuestro ser, que puedan comunicar con la naturaleza y en algunos casos con espíritus deriva del hecho que cada sociedad admite que el alma se enferma y que la naturaleza es una gran farmacia para la humanidad y que habla un lenguaje hecho de símbolos que los sanadores usan para curar. La medicina común y corriente es muy útil para emergencias, sin dudas, pero refleja la misma diversificación y la especialización de los saberes de nuestra sociedad moderna. Si me rompo un brazo mejor corro al hospital, pero si me duele el estómago hace meses o manifiesto cansancio continuo, talvez haya algo en mi estilo de vida que toca cambiar, alguna emoción guardada por elaborar y tengo que tomar consciencia que soy una totalidad, no puedo dividirme en partes.
La medicina ancestral mira al individuo más allá de lo físico y más allá de sus partes, tiene un acercamiento holístico e integral. Integrarla a nuestro cotidiano vivir es una invitación para conocernos mejor, reconocer las señales de nuestro cuerpo y nuestro entorno, despertar la intuición, aprender a cuidarnos, a prevenir las enfermedades viviendo de forma más armoniosa con nosotros mismo y la naturaleza que nos rodea. No puede que beneficiar nuestras vidas y nuestras relaciones percibir como se mueve y transforma la energía; tomar consciencia de que lo que digo, pienso y hago tiene que ir en la misma dirección para que mis centros energéticos estén en armonía y que no somos separados de la naturaleza y sus fuerzas. Entender de que los elementos nos compones y que puedo relacionarme con ellos para relacionarme mejor conmigo mismo es una revolución en nuestra forma de concebir la realidad porque nos da el poder de trasmutar las enfermedades y los dolores en herramientas de autoconocimiento y sanación propia. La medicina ancestral en mi vida es fundamental para caminar de una forma más consciente en esta Tierra y es una gran invitación a entender que la salud, en su sentido más amplio, y el respeto de la naturaleza y de consecuencia de nosotros mismos que hacemos parte de ella, es nuestra responsabilidad.